lunes, 25 de agosto de 2008

Nuestros Nombres






Tan íntimamente y explícitamente mía,


sin pudores, tan en la mirada y diseminado


por el viento y cualquier aire


donde pasa un tiempo que no tiene existir, mía,


la mujer tierna surcada por sinuosidades


y remolinos del agua, tan mía y en verdor


como árbol que me otorga su savia y sudor.



Tan viendo el mundo por el reflejo cristal de tus lagos,


tus bajantes aguas de todos los meses, tu amor


de oxígeno, de planeta y galaxia, de mundo tuyo


que deseo, para mi, como cuando dentro tu cuerpo


brujos nosotros, nos hacemos el amor y


arrimo mi alma al centro de tu existencia,


de tu verbo carne y adjetivo: tu nombre


que es mi nombre herrado en la piel, inscripto


y drenado en la sangre,


y mi pulso y ritmo inscribiendo ese tu nombre


en mi espacio, tiempo y territorio.



Tan tu piel clara y oscura, pliegue del lugar


bajo tus ojos donde tanto discurre hondanadas


de vuelo a los meridianos universales y nuestros,


y también tan agua y pez para el entre


tus piernas navegantes ellas y yo, conquistados


por lenguas colonizantes de corazones


sin guerras.



Así, yo tan tuyo vos tan mía,


construimos luz diurna, trigo y semillas


para el pan del pecho nuestros


tan lindante a los labios.



Así, cada día


un tanto más,


soy un tanto tuyo


y vos un tanto mía.

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