Tan íntimamente y explícitamente mía,
sin pudores, tan en la mirada y diseminado
por el viento y cualquier aire
donde pasa un tiempo que no tiene existir, mía,
la mujer tierna surcada por sinuosidades
y remolinos del agua, tan mía y en verdor
como árbol que me otorga su savia y sudor.
Tan viendo el mundo por el reflejo cristal de tus lagos,
tus bajantes aguas de todos los meses, tu amor
de oxígeno, de planeta y galaxia, de mundo tuyo
que deseo, para mi, como cuando dentro tu cuerpo
brujos nosotros, nos hacemos el amor y
arrimo mi alma al centro de tu existencia,
de tu verbo carne y adjetivo: tu nombre
que es mi nombre herrado en la piel, inscripto
y drenado en la sangre,
y mi pulso y ritmo inscribiendo ese tu nombre
en mi espacio, tiempo y territorio.
Tan tu piel clara y oscura, pliegue del lugar
bajo tus ojos donde tanto discurre hondanadas
de vuelo a los meridianos universales y nuestros,
y también tan agua y pez para el entre
tus piernas navegantes ellas y yo, conquistados
por lenguas colonizantes de corazones
sin guerras.
Así, yo tan tuyo vos tan mía,
construimos luz diurna, trigo y semillas
para el pan del pecho nuestros
tan lindante a los labios.
Así, cada día
un tanto más,
soy un tanto tuyo
y vos un tanto mía.
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