En ese dormitando transcurre también el mundo
por el vínculo inmediato, la línea sinuosa
que dibujan nuestros cuerpos:
el túnel enmarcado por donde pasan barcos y caballos,
un transcurrir en que mutamos ríos de papel
y velas sensibles al soplo del viento.
En ese doble nudo de los cuerpos
mitad en el tiempo y mitad fuera de él
como si relojes fuesen incógnitas, sólo hipótesis,
en ese doble ser-estar tan verbal como táctil
(líneas recíprocas como frontones golpeados por
pelotitas de goma)
la realidad discurre en el goce indeterminado
de la viscera tierna amante.
y nos palpamos como animales tiernos y fáciles,
fascinados y en trinos nos palpamos como animales
y somos ciegos entregados al mínimo temblor de tierra
esperando una abalancha esdrújula que fulmine
desde el fondo de un adentro
y también, somos el centro de una galaxia como sol
su color más puramente condensado de intocable
En esos huecos que hundimos en los materiales
en que exprimimos naranjas y también las semillas
con sombras tan humanas como mitológicas,
ahí, ahí en esos huecos tenemos los dobleces
como los tienen los espejos y los relieves reflectantes
como el río que te mira para verse a sí mismo.
En esa dádiva dulce donde somos construimos
más que esas y esos, más que dedos y doces
y doblegamos de vuelta las formas, las desafiamos
para unirnos sin demases ni mareos
en estas tantas noches preciosas noches.
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