miércoles, 20 de agosto de 2008

Hombre y Mujer






Cuero, vela y ansiedad de la semilla


recién puesta sobre húmeda la tierra


esperando frondosas copas, puesta ser


sombra y refugio del transeúnte sólo,


pero también del que va del brazo ajeno a bañarse


por pasos, sombras debajo de los pies


en caminos húmedos, de tierra.



Y después;



Yo, tu hombre sin conjugaciones vestidas,


desnudo tu hombre, llenándome las palmas


del nombre tuyo, mujer desnuda, mi mujer


de nudos arrastrados, preñada de amor, mi mujer


por yo este hombre embarazado en tu mirada,


pariendo los hijos de mi poesía a través de tu boca.



Tronco, madera, dureza y las líneas de la corteza


enmarcando en actitud luminaria un centro, brote


y raíz: esencia y fe no prestidigitada sino genuina,


en el ritmo y pulso marcado en manos


de parche repicado esperando veranos que


por el amplio surco de línea y universo


nos otorguemos también a la tierra en deseo.



Y después;



Mi hembra y cachorra de la luna y la lluvia,


mi mujer, y yo acá tu hombre y cahorro, puesto


en zapatos y espalda dispuesta y derecha o recta


para vos alimetarnos de lo fresco y límpido del mundo,


donde yo tu hombre y vos mi mujer


nos envolvemos sin enlazarnos.


1 comentario:

joaco dijo...

sí, así es... las poesías no juntan gente. pero por lo menos hacemos lo que nos gusta

un abrazo, loco
muy bueno lo tuyo eh!