Tengo una persistente afición por los laberintos,
- pero sin Borges en mis dedos: si por lo menos lo fuese
serviría de algo -
por los enriedos y los recuerdos malos
Poco espacio a la lo-cura hay en el re-cuerdo que limita
la apertura de las entrañas:
¡Cómo quisiera gritar libremente por la calle!:
"¡que coman pato asado sobre mi, que asen un pollo al limón!"
Si, así es.
Demasiado subyugado por lo-cultural y
mucho espacio a lo-cultual.
¿Dónde queda mi tiempo?
y tengo una persitencia obsesiva por los laberintos,
por enredarme con hilos ínfimos e innecesarios,
por soñar cosas malas,
por convertirme en un puño de ciclotimia:
ser un tímido, un tibio, un timorato.
Mierda digo,
¡qué se me parta el alma, que se desgarre
en el corazón de un ave
a kilómetros de suelo terrestre!
Nada de gravedades ni de grave-edades.
No, no, no. Nada de eso.
Que un ígneo destello
me incendie las hojas secas que revuelan
desde el último otoño
y que mi cuerpo sea una hoguera, una quimera
por donde despertar
a la vida.
1 comentario:
Laberintos? soy aficionada a ellos, luego que Ariadna le de a Teseo aquel hilo...
Juro que me habría quedado a vivir en aquel Laberinto d`horta (buscalo)
Un beso grande, siempre bienvenido
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