viernes, 11 de julio de 2008

Ciclo






Tengo una persistente afición por los laberintos,


- pero sin Borges en mis dedos: si por lo menos lo fuese


serviría de algo -


por los enriedos y los recuerdos malos


Poco espacio a la lo-cura hay en el re-cuerdo que limita


la apertura de las entrañas:


¡Cómo quisiera gritar libremente por la calle!:


"¡que coman pato asado sobre mi, que asen un pollo al limón!"


Si, así es.


Demasiado subyugado por lo-cultural y


mucho espacio a lo-cultual.


¿Dónde queda mi tiempo?


y tengo una persitencia obsesiva por los laberintos,


por enredarme con hilos ínfimos e innecesarios,


por soñar cosas malas,


por convertirme en un puño de ciclotimia:


ser un tímido, un tibio, un timorato.


Mierda digo,


¡qué se me parta el alma, que se desgarre


en el corazón de un ave


a kilómetros de suelo terrestre!


Nada de gravedades ni de grave-edades.


No, no, no. Nada de eso.



Que un ígneo destello


me incendie las hojas secas que revuelan


desde el último otoño


y que mi cuerpo sea una hoguera, una quimera


por donde despertar


a la vida.

1 comentario:

♥♠Maga♣♦ dijo...

Laberintos? soy aficionada a ellos, luego que Ariadna le de a Teseo aquel hilo...

Juro que me habría quedado a vivir en aquel Laberinto d`horta (buscalo)

Un beso grande, siempre bienvenido