Todo comienza en una anécdota:
anécdota de noche cerrada,
frente al pie de un todo: un abismo quizás,
más un estado mental
que discurre entre la borrachera y el amor.
luego pasan copas, pasan risas,
pasan cuentos, pasan manos: pasa de todo.
Yo los toco sin pudor con el estertor del recuerdo,
de la vida construida,
del camino (laberinto) entrecruzado:
y en un punto abstracto nos colocamos
uno al lado del otro
y ganamos otra
anécdota
tal vez para pervertir la inherencia de la soledad
y la brisa estúpida del silencio
o tal vez para cantar en una playa, algún verano
un puñado de canciones que nos rallentan el tiempo.
y luego vuelve a pasar:
pasan mundos, fugacidades,
pasan gritos y alaridos: pasa de todo.
Para finalmente bajo el ciprés centenario
tener la sensación
de que transcurrir el camino
tiene un gran sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario