del Vértigo invadiéndome las piernas
parado de puntas de pie
predispuesto a la caída libre,
de la música preparándome la piel
en dos compases ruidosos,
listo para la compisición de una fuga
por un parque plantado de noches,
de la poesía arañándome las huellas
en las comisuras de mis labios
que sellados con tu nombre
modulan quieros y deseos,
de viajar y transcurrir
cambiar tanta chatura durante lunes a viernes
por el dibujo polícromo vislumbrado
desde un tren impasible
que riela unas vías
que en la paradoja del destino indefinido
tienen mucho para andar.
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