lunes, 15 de septiembre de 2008

Madrugada






Tu animal pelaje oscuro, cuero grueso y patas


largas para caminarte esa panza de bailarina


de mis acordes rasgos y uñas de estremecedor;


eso y otras cosas, como tu temperatura trascendida


al termómetro y tu viajero al centro del sol tierra


hundido y enlacavado por las líneas de la espalda esa


que tuyas ellas, tan tuyas sin embargo parecen trazar


el tiempo anidado y andado: el que no alcanza.



Tu sinuosidad carnal, tu efecto: que me mastiques,


que me desarmes y luego reconstruyas la playa y


la reposera, el agua hirviendo y una duna desde


donde ser arcaicos como una suma, toscos y torpes


en ese va y viene. Tu mirada persistente de mujer


amando a un hombre que violenta a la noche,


le quita el sueño como ladrón impúdico para poder


compartir con vos ese clima tan nuestro, de la


madrugada.


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