Dejamos las puertas abiertas
y por ahí entraba de todo,
aunque era por momentos una rendija
lo que llevaba el nombre
del espacio,
el viento
como un niño,
se colaba sin permiso
y soplaba tu pelo desde atrás
para que yo pudiese ver
la fragilidad de tu espalda
con sus curvas silenciosas;
pero también entraban
las palabras -susurradas-
y nacían melodías
que encadenábamos sin perversión
a una mirada
- intensa - intensa -
Entraban unas caricias
que hablaban de un verano,
de transpiraciones
y ritmos agitados en la respiración-
- jugábamos con ellas -
Entraron,
unos nombres
que nos decían,
-aunque nos gustaba
la inquietud de los
pronombres-
nos verbalizaban
y entraron
amaneceres
con todos sus ciclos de colores
sus vacas en el pastito
y las primeras caricias
de sol.
Estaba feliz,
de que por ese accidente
- la puerta entreabierta -
(Voluntades)
entrasen tantos besos,
tanta vida.
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