miércoles, 20 de mayo de 2009

Cuerdo/a





Ya no tengo mentiras para entregar

ni un cascajo de tiempo para dinfundir,

no tengo evidencias del que fui

pero evidentemente también me olvido del porvenir.


Odio a quienes odio sin importar

y que farfullen y se ausculten en una bóveda de silencio

los que se sientan tocados sin quererlo,

pues. Ya tampoco quiero tocar a nadie.


He dicho bastante en la caja de resonancia

como para andar olvidando a los cuatro vientos

por cada esquina que paso en la mirada distraída

con el torpe peatón que no mira a los costados.


Me olvido y opero sin darme cuenta,

mi sonrisa y hasta mi ojo paranoico sin estenoicopía

han muerto bajo velos de sangre para nada mística

con unos arañazos que le daba a la pared por no entregarle a la guitarra lo que ella quería de melodía.


Que mi verso sea largo no me importa,

que la poesía no sea poema, un bledo

resbala un pito que sea largo tampoco importa

como también ignora un culo sin profundidad.


Que se achanchen, que se duerman

los que quieran el panqueque de margaritas amarillas

que primero pasen por caja y saquen su ticket

sin amarillentismos solicitamos al público.


Que me encuentre un boleto roto de hace dos años en un pantalón,

que soy sucio, ruin y pechador

que le quité el pan a la vieja, ya era, si, si. Ya era.

Sola, fané y descangayada.


Toda una noche sin dormir, un vino sin tomar,

mucha narcolepsia por venir sin psicotrópicos, claro que no:

el tutor de la racionalidad, el heredero de Platón y la filosofía occidental,

y no solo! Porque también vivas por la oriental.


El heredero cobarde de todas las fotografías que no fueron,

de todos los pensamientos querellados en utopías

por el juzgado universal

de la falta.


Bienvenido quien seas, apurate que a punto está de incendiarse la cuerda del instrumento.

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