lunes, 29 de septiembre de 2008

La Llegada de una Diva






(Hay una nueva integrante en la casa. Camina altiva e indiferente por la barra del comedor donde suele ir el vaso de fernet cuando se lo toma al paso del cocinaje. Va de un lado al otro moviendo la cabeza a sacudones limpios. Las piernas, las rodillas mejor dicho no las flexiona mucho, pero por lo contrario sus tobillos conjugan flexiones imposibles para cualquiera menos para ella.



Los antiguos integrantes de la casa sienten invasiva su aparición y, esto sumado a la conducta algo snob y estrellista de la nueva porovocan un enorme recelo.)






L: y ésta qué se comió?


J: (Jacinto la mira con los ojos grandes)


L: la estás mirando!


j: eh?


l: que la estás mirando!


j: no, no la estoy mirando


l: si, te vi


j: qué se comió esta?


l: eso pregunto yo


(Llegan fueradefoco, el violoncelista, plasti y lina)


f: y? qué tul?


p: cuándo vas a hablar bien?


f: hola lina, qué le pasa a tu amigo? durmió mal?


p: por qué no me preguntás a mi qué me pasa?


(fueradefoco corre la vista y mira para otro lado)


f: vieron qué linda es? (señalando a la nueva integrante)


l: qué mal gusto que tienen!


j: cómo se llama?


(Lucille lo pellizca a Jacinto)


f: Secate.


l y l: secate?!


l: qué nombre más feo.


f: Con esas piernas que se llame Clodomira, no me importa.


l: qué asco.


(Secate se ha parado frente a ellos, los observa y se acerca caminando sensualmente)


s: Holis!


(Lucille la mira fijamente, casi con odio)


s: Yo me llamo Secate, no me gusta el Lewerbusch y amo el roquefort.


(Lucille cierra los ojos y suspira)


s: ustedes cómo se llaman?


j: yo soy Jacinto, ella es Lucille, Ese es Plasti, Lina, el pequeño es Fueradefoco y ese que está solo allá en el rincón es el Violoncelista. Ey! vení (al violoncelista que se acerca)....

qué música te gusta?


s: Ay! no sé, qué sé yo. Algo que sea para bailar?


j: por ejemplo? decime alguien...


s: ay! qué vergüenza, tengo que elegir?


j: Madonna?


s: Me encanta, es una genia.


j: Vamos con Like a Virgin, señor violoncelista?


(El violoncelista comienza a tocar y Secate comienza a bailar ante la mirada perdida de Jacinto y Plasti. Fueradefoco ya ha tomado parte y está bailando bajo la falda de Secate con gran entusiasmo)


l: yo me voy (a Lina)


l: totalmente.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Encuentro





Formar el mundo en la acción campana


cristalina y resonante: siempre formarlo


sin ningún gris ni temor que peregrine


por sombras de los codos, por los labios


que al moverse dicen, no paran de besar


y decir. Y no olvidan, no, de hacer.






Eso no tenemos en la luminaria sin techo,


carecemos del miedo hijo de la perspectiva


adelantada al tiempo. Vivimos la carne y la piel


de los segundos: le otorgamos existencia, como


si semillas fuesen que tienen la memoria del instante,


la vivencia de la luz madre.





Y festejamos, celebramos el encuentro, el lugar


damos gracias al espacio, a la tierra del camino


corremos sin agotarnos y también nadamos peces,


y sobre todo elegimos pararnos desde el hermoso


precipicio del deseo.





Son mis razones corazoneras, y no tengo nada más


que eso para asumir la vida.









miércoles, 17 de septiembre de 2008

Fotosíntesis (B)

"Es de esos días hermosos/que el sol te cura/los ojos/mientras los entrecierra/de esos de la piel calentita/del pasto aplastado entre los músculos/Acá la sangre se mezcla con el agua/y la tierra grita/Un nuevo acto conmovedor,/el de todos los días;/el de la fotosíntesis."

6 de Septiembre del 2007






Los árboles siguen su ciclo los colores también,


se amarronan durante el frío reverdecen luego


Hoy es de esos días hermosos que el sol te toca


la piel, terciopelo y caricia como si la brisa fuese agua.



El cielo se rasga inmenso sus telas azules, empaña


las miradas, empuña los nacimientos y germinaciones


a mil años luz, a las distancias se las traga el deseo


y a los nudos negros y filosos los desata la piel.



El tiempo del cuerpo sobre el pasto y transfiguración


a una abertura y sensación de suspensión amarilla,


de variación tonal: son todos los pasos de las pisadas,


son todas huellas arenosas que el mar alcance.



Porque siempre cuerpo y alma agua y tierra,


y de la sangre el verdor que nos fecunda: quizás un amor;


el de las arcas vacías y los barcos anclados ya pasó


hundido (C-9) y nunca vuelve más. (Sé Nuevo).



Después de una vuelta al mundo no se está parado


en la misma posición: pierna izquierda arriba mano abajo.


De mi vuelta al tiempo del mundo pasaron y tengos


varios globos incediados y derrames fugaces de copas transparentes.



La vuelta al mundo, nos tiene frente a frente caminando


preparando, vos y yo, los campos con sus pastantes


los viajes y los viajantes. Siendo y haciendo las noches y


los días sol y amaneceres que alimentan la genuinidad del deseo


de verte contemplar y participar de tu fotosíntesis.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Madrugada






Tu animal pelaje oscuro, cuero grueso y patas


largas para caminarte esa panza de bailarina


de mis acordes rasgos y uñas de estremecedor;


eso y otras cosas, como tu temperatura trascendida


al termómetro y tu viajero al centro del sol tierra


hundido y enlacavado por las líneas de la espalda esa


que tuyas ellas, tan tuyas sin embargo parecen trazar


el tiempo anidado y andado: el que no alcanza.



Tu sinuosidad carnal, tu efecto: que me mastiques,


que me desarmes y luego reconstruyas la playa y


la reposera, el agua hirviendo y una duna desde


donde ser arcaicos como una suma, toscos y torpes


en ese va y viene. Tu mirada persistente de mujer


amando a un hombre que violenta a la noche,


le quita el sueño como ladrón impúdico para poder


compartir con vos ese clima tan nuestro, de la


madrugada.


martes, 9 de septiembre de 2008

Sí, Quiero






Sí quiero, mundo vida y pájaros con plumas


de color chocolate sobre y dentro mis bocas


y las tuyas: del estómago con que te como;


y la de la lengua con que te alimento. También,


sí quiero que vos me urdas y untes con las rugosidades,


que tengas, donde las tengas a mi piel radiadora


de hombre que te protege y desea con un color parecido


al fuego que desprende la candidez anaranjada


de una hoguera en la plenitud de su viaje.



Sí quiero, (todo eso que no imaginaba, nunca imaginaba)


que eso con vos es potencia, plenitud, un tallo


desenredándose entre los espacios de aire,


que invisibles forman lo que será un huracán y remolino,


un paisaje pacífico, verde y casuarinesco que


guarda en la casualidad un hecho como diamante preciado.



Sí quiero, mi dueña del amanecimiento, mi


más profunda dueña de mi canción, poesía y


todo mi ser. Sí quiero, con vos, sí quiero.


La Isla Balsaglú






El niño cruzaba el río azul


como cualquier niño que cruza un río


azul, por su cara y su querer de niño


que cruza un río como podría ser el Nilo,


de Egipto. Soñaba quizás con faraones


y princesas, pinturas de pefil y pirámides;


pero no precisamente eso, no precisamente


era lo que buscaba en su barco sobre ese río


azul que podía ser también el cielo azul,


si es que en el reflejo del agua uno miraba.


Aunque en verdad, todo se reflejaba allí:


los árboles que hacen sombra de orilla, frescas


flores de colores. Podría haber jurado el niño,


que hasta los olores se veían dibujado en ese azul


río que el surcaba con la mirada en horizonte.



Iba en busca de algo ese niño que surcaba ese cielo


de agua, donde flotaba su esperanza e imaginación


de mago saca-conejo vestido con corbata roja.


Algo que había visto en un sueño, una noche, en


un verano con olor a cloro de pileta de vacaciones.



Doce piedras había visto levantarse en esa isla,


cada cual custodiada por una pregunta a descifrar,


una que guardaba la magia de que cualquiera


pudiera encontrarla. Y es que sólo un niño, como


el que con ojos dulces cruzaba por ese río podía


animarse a revelar los doce secretos que se ocultaban


bajo las piedras de la Isla Balsaglú

jueves, 4 de septiembre de 2008

San Antonio, sus Toros y Vaquitas (no ajenas)






San Antonio, un día estaba borracho. Había tomado vino de más, el Sirah le apasionaba tan intensamente que cuando bebía una copa no paraba. Alguna vez un superior le había advertido que iba a tener problemas laborales si seguía tomando esa cantidad de vino. Pero a San Antonio no le importaba mucho, él se regía con el criterio de lo desmedido, y es que no en vano es el santo al que le piden la llegada del amor.

Estaba sentado en su silla de mimbre, con la botella paradita ahí nomás como para que estirando el brazo pudiese tomarla en puño y verter el contenido de color en la transparencia de su vaso. Ya era hora de ir a trabajar: encontrarla novio a esa que hacía años iba a la iglesia pidiendo y pidiendo un muchacho que la cuidase, que la quisiese, que la acariciase con ternura: "muchas pretensiones para el amor" decía San Antonio. "La gente pide y pide, después nunca se acuerdan. Cuando se separan ahí agarrate, te mandan cartas con amenazas y demases. La verdad que si quieren seguridades tendrían que irlas a buscar a otro lado. Yo estoy para otras cosas". San Antonio se sentía algo aburrido de formar parejas, ya iban como 800 años haciendo la misma tarea. Siempre un muchacho correcto para una muchacha correcta. "Aburrido" decía, "son todos aburridos".

Pero ese día, ese día. Se sentía con otro ánimo y empujado por las botellitas de vino tinto lo haría.

"Hoy, no. Hoy me tomo ciertas libertades. Un franco. Algo distinto después de 800 años y no me importa con lo que me venga después el jesusito este".

San Antonio se irguió, miró el horizonte y río. Su barba era extensa y la acariciaba con dulzura. Pensó un rato largo y de repente se le iluminaron los ojos. "Ya sé" dijo, "voy a agarrar a dos que no se la esperan. En vez de a los niñatos aburridos de siempre, voy con algunos que no se lo esperen, que los agarre de sorpresa"

San Antonio bajo a las calles de Buenos Aires, pues la monedita que tiró en el mapamundi había caído justo ahí. Su "trabajo" del día lo haría por esas calles. Arrancó desde Retiro buscando miradas, algunos ojos que le inspiraran algo.

Ya había amancido, eran aproximadamente las 7 y media de la mañana de un día de invierno. Un 27 de Mayo, según escribió en su legajo cuando tuvo que dar explicaciones ante las Santas Ordenes de los Santos.

Por Retiro no encontraba nada, gente que iba y venía atolondrada y nada más. Salió de la estación y se tomó el 106 sin saber muy bien adonde iba. Pensó que quizás un chocolate con unos cigarrillos lo ayudarían en su tarea y a la altura del barrio de Almagro por la calle Córdoba se bajó. Entró en un kiosco y compró lo que lo ayudaría en su trabajo. Salió de ahí silbando mientras abría el paquete de cigarrillos, cuando a las dos cuadras lo vio a él. Enseguida dijo: "a este agarro".

El muchacho caminaba despacio, cantaba una canción de Fito Páez en un volúmen más alto que el convencional de los transeúntes. "Si estás entre volver y no volver". San Antonio se sintió atraído por su presencia. No sabía nada de él, pero lo había elegido y le gustaba que las cosas fuesen así, sin saber mucho dónde iban. Era algo distinto.

Camino rápido por la vereda de enfrente se adelantó a él. Cruzó y volvió en dirección opuesta a donde iba el muchacho. Lo interpeló pidiéndole fuego mientras lo miraba a los ojos. Reafirmó hacia sus adentros: "si, si, es él". Entonces le tocó la mano cuando le devolvió el encendedor.

Él ya estaba, ahora faltaba Ella.

Caminó contento en dirección a la Avenida Rivadavia. Su búsqueda se había restringido ahora a alguien que según su criterio encajase con él. Caminó mientras abría sus chocolates y los masticaba ansioso. Antes de llegar a Rivadavia, ya eran como las 9 de la mañana y el sol de invierno calidecía un poco su rostro. Le dieron ganas de comer algo y vio un chino a mitad de cuadra en una callecita cortada. Entró y ahí fue que la vio a Ella. Compraba algunas cosas que parecían sabrosas. Para dentro se dijo: "ella, ella es para él, lo sé, lo sé". Se acercó despacio para poder observarla mejor y aseverar su dictámen. Cuando estaba a medio metro, le preguntó: "señorita, qué caro está el kilo de tomate, no le parece". Ella sonrió y lo miró dulce: "si, la verdad que está carísimo". Enseguida, viendo sus ojos vio el mismo matiz que había visto en él. Casi sin quiererlo en dos horas ya los había encontrado. Le tocó la mano haciéndose el distraído y se retiró del supermercado sin comprar nada. Tomó un colectivo que lo llevase a retiro para poder volver al cielo sin pensar mucho en lo que le dirían cuando se enterasen de lo que había hecho.

Esa noche ellos se vieron. Tomaron vino juntos. Y fue a eso de las 11 de la noche que San Antonio prendió la velita con la que daba por terminada esa unión. Y fue a las 11 de la noche cuando ellos se miraron casi sin querer, se sostuvieron la mirada, se sonrieron y por adentro pensaron que se encantaban. El tiempo diría, pero San Antonio ya había hecho su trabajo. Y una corriente alterna fluía entre ellos.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Intenso






Nunca sentí perdurar a través de la confluencia


del tiempo algo tan intenso, ancho, a través


de los vaivenes de espacio de los caminos,


en mi corazón y en el centro de mi existencia:


esa variable que vos pintarrajeás con colores de maravilla,


todo eso que hacés conmigo cuando


me abrazás con tus pechos hijos del calor,


pechos intensos de sol.



Nunca sentí tal desborde gutural, de significantes,


y palabras inundadas que no rasgan nunca el eje


y punto al que intento arrimar mi boca desplegada


intensa y férrea que insiste como un barco y vela


en esa luminaria estrellita en la que vos, con tu


boca leona me muerde y me drena incierta fuerza


con la que ando derribando mundos a mis pies.




martes, 2 de septiembre de 2008

Desaparición de Fueradefoco y de lo que Hizo en el Durante





J: nena, nena, no sabés...


l: otra mala noticia más! no! adónde se van ahora?


j: no, no es eso.. es otra cosa..


l: qué, qué?


j: fuerdefoco..


l: si, qué pasa con fueri?


j: viste que andaba medio raro estos días? bah, yo lo notaba como medio caído, que andaba por ahí, por el comedor..


l: si, medio raro...


j: ni siquiera lo seguía al violoncelista...


l: bueno, tanto no me fijé...


j: a mi me llamó la atención, si siempre andan juntos..


l: bueno, nene, dale, qué pasó? contame!


j: se fue


l: NO!


j: Si, te juro..


l: adónde?!!


j: yo qué sé... se fue, no está por ningún lado...


l: uhhhh.. y Ella cómo está?


j: no sé, no la vi todavía, pero cuando el se entere agarrate. Y si lo encuentra la paliza que le va a dar...


l: paliza? si no le pega nadie él.. estás exagerando..


j: bueno, no importa, se fue y no está...


(aparece el violoncelista)


j: ey! y fueradefoco?


(el violoncelista que estaba interpretando una chacarera, comienza a tocar un nocturno de Chopin mientras derrama lágrimas)


j: se fue, no?


(el violoncelista sigue tocando con la misma cara compungiente. Mientras aparece Ella)


E: fueradefoco! dónde estás perrito?


l: (en secreto a jacinto): pobre... habría que ayudarla..


j: no entiendo que hace él en el trabajo teniendo una situación de esta gravedad...


(Ella revuelve todo, da vuelta cajones, revisa entre los cubiertos, da vuelta los almohadones del sillón, busca debajo de todo lo que tiene un debajo. Se siente entristecida)


E: dónde miércoles te habré dejado?


(Ella agarra el teléfono, marca)


e: mi amor?


él: ahh, nenita! cómo te va?


e: mal, no sabés...


él: qué? qué pasa?


e: fueradefoco desapareció


él: cómo que desapareció?


e: si, lo estoy buscando por todos lados, no lo encuentro. No me acuerdo donde lo dejamos la última vez...


él: uy, neni. A ver, no fue el otro día en la foto familiar?


e: soy una mala madre..


él: no, no digas eso nenita. Ya va a aparecer, vos quédate tranquila. Yo apenas salgo de acá voy a ayudarte...


e: bueno, yo lo sigo buscando... chau, mi amor.


él: chau neni.


(Cortan y ella sigue buscando intensamente)



Mientras tanto en otro lugar de la ciudad, fuera de la casa de Ella, Fueradefoco corre por una calle celeste. Llega hasta la esquina y vislumbra un árbol que le gusta porque tiene algunas frutas en la copa. Se detiene junto a él y hace pis. Baja la pata y comienza a caminar en dirección a una plaza: la Plaza Almagro. Va directo al arenero, se zambulle entre la arena y observa un chico que se hamaca. Le dan ganas de hamacarse y se acerca. El chico le pasa muy rápido con sus piernas junto a su cola. Fueradefoco se asusta y corre hacia un costado donde se encuentra con una hormiga roja. La saluda.


- Hola!


- Hola!


- cómo te llamás?


- Hormiga


- mirá, y ese nombre? de dónde es? digo, oriundo de qué región? parece como húngaro...


(la hormiga lo mira frunciendo el seño)


- bueno, bueno. Decime, te hamacaste alguna vez?


- no, no se puede. Hay que trabajar.


- pero nunca, nunca?


- hay que trabajar..


- si ya sé que hay que trabajar, pero un poquitín...


- no


- bueno, bueno... decime una cosa.. sabés cómo vuelvo?


- si no sé adónde querés volver...


- bueno che, pero qué mala onda... anda con tu hojita llévala que sino la hormiga reina te va a castigar..


- gracias, permiso...


Fueradefoco sigue caminando. Ve una parejita. Le hace acordar a Ellos. Se acerca y grita, ladra y se revuelca pero no logra llamarles la atención. Están muy ocupados en unos besos. Trepa con mucho esfuerzo por los huequitos de cemento de una asiento y se acerca a la mano de el muchacho. Se refriega contra él pero sólo consigue que este se rasque. Fueradefoco decide meterse en el bolsillo de él. Tiene esperanza de que lo devuelvan a su hogar. Ya no tiene ganas de estar en la calle. Quiere verlo al violoncelista y a Ellos.

Los extraña.

(y Ellos se van a poner tan contentos cuando lo vuelvan a ver)

Tuyo, Adentro






"Adentro tuyo"; digo hablo pronuncio y


arde el terremoto por mi boca de torrente


que en la imagen es triza y fuego: dos que


valemos por las hogueras de hierro del mundo,


y más, mucho más adentro tuyo



esa que vos sos,



mi dulce terreno y primavera en sueño fértil


donde las mías, siembras semillas y serenas


son estertores de cielo morocho y bichito de luz;


sin tapa destapada y en lumionosa dedicada,


a vos, y yo en




ese adentro tuyo, espacio carácter de no terminable


de amplio azul tan marítimo y hondo profundo


donde soy genuinidad y brote raíz de soja, quizás


fabrico con dedos algo delgados lo que quiero


como tu alimento,



yo ese



que quiere ser tu pan, corteza y miga:


tu blandeza y dureza ablandarla a besos


durante el adentrar esa hoguera,



y ese



instante tan adentro tuyo en que


mi cuerpo descubierto


sólo es piel textura y abrazo anhelado.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Poema Matemático III: Touza + Torres

Tenemos dos términos, o dos comienzos:

Touza y Torres. Comencemos entonces, por

agrupar términos, por lo tanto quitamos separamos

To y To,

lo que da como consecuencia los restantes: Uza y Rres.



Sigamos: tomemos Rres y simplifiquemos la operación

quitando elementos duplicados, en este caso la doble "R",

por lo que resulta "Res".



Ahora apliquemos el principio de identidad fonética

y agrupemos los términos "z" de Uza, con la "s" de Res;

nos quedaría entonces Ua y Re. Si trasladamos términos

y aplicamos la T que separamos en un principio al primer

término que estamos trabajando "Ua" y reemplazamos,

nos queda Ua*T, lo que da como resultado Ut que es el

nombre antiguo de la nota Do. Recordemos que por el otro

lado teníamos Re, y nos queda entonces la secuencia musical


Do - Re.


Veamos que por el otro lado nos quedo A+T, esto es: a-más-te,

sin guiones: amaste.

Nos queda resolver las dos "O" que se puede trasladar por su figura

al cero y quedaría entonces "ser o ser o" (término que implica

un nunca dejar de ser).


Entonces tenemos tres resultados:

"Do - Re"; "Amaste" y "Ser o Ser o";

es claro el resultado de toda la suma:



"Y notas musicales (Do-Re) somos (ser o ser o);

cada día

que en las miradas nos descubrimos en el amor (amaste)"